Arpa

I. ESPAÑA

1. El arpa medieval

El arpa europea se introdujo en la península Ibérica a fines del s. X o principios del s. XI, muy probablemente a través del Camino de Santiago, y de ello queda testimonio en pórticos de templos de la España medieval cristiana. Del s. XI se conservan también representaciones en códices, como el beato de El Burgo de Osma o el códice nº 8011 del Museo Diocesano de Barcelona. Pero es en los monumentos de los ss. XII y XIII donde se encuentra el mayor número de arpas esculpidas, especialmente en iglesias relacionadas con el Camino de Santiago en las provincias de Girona, Huesca, Navarra, Burgos, Palencia, León y, por supuesto, en el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela (1188). Como era usual en el ámbito europeo, estas arpas medievales no se ajustaban a un modelo fijo en su forma, tamaño o número de cuerdas. Respecto a la forma, la iconografía muestra clavijeros y columnas tanto rectos como curvados. El tipo de arpa con clavijero recto y columna curvada es el que aparece con mayor frecuencia en la iconografía de los ss. XII y XIII, por ejemplo en Soria (iglesia de Santo Domingo, s. XII), Haedo de Butrón (Burgos, s. XII), iglesia de San Martín en Frómista (Palencia, ca. 1060), en Sasamón (Burgos, s. XIII) o en la colegiata de Toro (Zamora, s. XIII); y especialmente en la zona del noreste de la Península, en el ámbito de los reinos de Aragón y de Navarra, como en el monasterio de Ripoll (Girona, ca. 1130), Jaca (Huesca, principios del s. XII) o Conet (Lleida, s. XII). En cuanto a los tamaños, éstos abarcan desde una pequeña cuya caja de resonancia alcanza del hombro a la cintura del tañedor, hasta otra mayor que llega del hombro a la rodilla aproximadamente. Estas arpas eran portátiles, y a veces se aprecia en la iconografía una banda o cinta con la que se sujetaban al cuerpo del intérprete. También hay muestras, aunque muy escasas, de arpas más grandes que se tocaban apoyadas en el suelo. Probablemente ambos tipos, portátiles y grandes, respondieran a modelos reales, aunque hasta ahora no se han obtenido conclusiones sobre este aspecto. Existen representaciones de este tipo de arpa grande en la ermita de Santiago de Agüero (Huesca, s. XII) y en el claustro de San Pedro el Viejo (Huesca, s. XII); ambas son del mismo autor, Deia d’Aresa, con una longitud que llegaba desde el suelo hasta la cabeza del arpista estando éste sentado, y muy semejantes en tamaño y forma a la que aparece en un capitel conservado en el Museo de Toulouse (Francia), también del s. XII. Las arpas de estos siglos aparecen generalmente en manos de juglares, de ancianos y, en ocasiones, de algún animal. A partir de ca. 1200 este instrumento se encuentra también asociado a la tradicional iconografía del rey David.

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