Ars nova
I. HISTORIA 1. Música vocal El contrato en 1347 de dos chantres aviñoneses para servir en la capilla de Pedro IV de Aragón constituye el primer documento que sugiere la introducción de la práctica del Ars nova en España. La desaparición de chantres nacionales de la capilla del monarca aragonés a partir de mediados del s. XIV sugiere asimismo su falta de preparación, y por ende la ausencia de escuelas musicales en el reino que estuviesen al tanto de la vanguardia. La capilla de Pedro IV contó siempre, desde 1353 hasta su muerte, con el servicio de seis chantres de origen francés o flamenco, uno de ellos organista; la capilla de su tercera esposa, Eleonor de Sicilia, con sólo dos. Es de lamentar que ninguno de los manuscritos musicales del Ars nova conservados en Aragón pueda relacionarse con una u otra. Alguno de estos manuscritos sí puede relacionarse en cambio con la capilla de Juan I, constituida en 1379 tras el contrato en Aviñón de siete chantres, a los que se sumó pronto un octavo; aquéllos debían traer consigo “tot lo cant de la missa notat en un llibre on haia molts motets, e rondells, e ballades e virelais”. Diez años más tarde el repertorio de los miembros de su capilla se enriqueció con un libro encargado a los chantres del papa aviñonés, “on sien notats de XV en XX motets e axi mateix que hi hage ballades, rondells e virelays”. Es posible que los fragmentos E:Tc [1] y [2] procedan de alguno de estos dos libros o de otros parecidos adquiridos por Juan I en el extranjero. Su capilla empleó entre ocho y doce chantres francoflamencos, algunos de ellos versados compositores de polifonía; el único organista que consta sirvió en su capilla, Steve de Sort, de origen catalán pero formado en Aviñón, fue asimismo compositor. La disolución de la capilla de Juan I en 1396 fue aprovechada por Carlos III de Navarra para organizar la suya propia, la primera de la que se tiene noticia en aquel reino. Si algunos chantres pasaron a su servicio, otros lo hicieron al de Martín I de Aragón, que mantuvo en su capilla el mismo número de chantres que su predecesor. El manuscrito E:Bd 971 guarda posiblemente relación con la capilla del rey Martín, que volvió a dar empleo, por vez primera desde 1358, a chantres oriundos del reino. Unos, al igual que Steve de Sort, se formaron en Aviñón; otros, como Anthoni Sánchez, en la misma Capilla Real, bajo la tutoría de sus chantres u organistas. Éstos acostumbraban a recibir pingües beneficios en las iglesias y catedrales del reino, a las que algunos se trasladaban al cesar su contrato con la casa real. Al parecer fue ésta la vía principal a través de la cual el Ars nova alcanzó una cierta difusión en Aragón; manuscritos como el E:Bac 144, que recoge los primeros balbuceos de algún compositor local en el arte de la composición a voces, o el E:Bd 853b, copia muy sencilla realizada a partir de algún otro manuscrito de mayor envergadura, no son suficientes sin embargo para probar que el estilo llegase a sustituir de forma generalizada a otros más arraigados. El repertorio recogido en el Llibre vermell viene a reforzar esta hipótesis, al presentar fragmentos escritos por una mano francesa en perfecto estilo Ars nova, junto a otros en que la notación mensural, a pesar de emplear valores de mínima e incluso semimínima, ofrece aspectos ambiguos, que denotan inseguridad en su empleo.
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