Su padre, compositor aficionado, fundó una academia para que pudiera desarrollar su talento precoz -tañía el laúd, cantaba y componía-, que muy pronto rivalizaría con la célebre academia del conde Bardi, en Florencia, y de la que formaron parte G. de Macque, Bartolomeo Roy y Pomponio Nenna, quien, sin lugar a dudas, fue el maestro principal de Gesualdo y le enseñó el arte del madrigal.
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