Gustavo Becerra-Schmidt
I. BIOGRAFÍA Inició sus estudios musicales a los siete años en el conservatorio de su ciudad natal con Victoria Silva y Leonor Davison. Al cumplir los diez años de edad su familia se trasladó a Santiago; en el Conservatorio Nacional de Música concluyó sus estudios musicales. Trabajó en composición con Pedro Humberto Allende. Simultáneamente estudio violín con Ernesto Ledermann, piano con Alberto Spikin y dirección coral e instrumental con Armando Carvajal. Al jubilarse P. H. Allende y dejar sus clases en el conservatorio en 1942, Becerra se incorporó a la cátedra de Composición de Domingo Santa Cruz, quien reemplazó a Allende. Llegó a ser primer ayudante de Santa Cruz y luego profesor auxiliar. Posteriormente reemplazó a este maestro al ser nombrado como profesor titular de Composición del Conservatorio Nacional. Desde 1950, es decir, poco antes de concluir sus estudios universitarios y recibir su título de licenciado en Composición y Musicología en la Universidad de Chile, se entregó plenamente a una triple labor de compositor, profesor e investigador. Durante su período de formación, hasta 1952, escribió un número importante de obras. Compuso música incidental para teatro, la Sonata nº 1 para violín y piano, la primera Sonata para piano, un Concierto para violín y orquesta, el Cuarteto de cuerdas nº 1, su Primera sonata para violonchelo y piano, el Trío sonatina para flauta, violín y viola, y varias composiciones más. Entre 1954 y 1956 viajó por Europa para estudiar didáctica de la composición musical y trabajó como profesor invitado de importantes conservatorios europeos, incluyendo los de Italia, Austria, Alemania, Francia y España. En este lapso escribió la Sinfonía nº 1, el Divertimento para orquesta, el Cuarteto de cuerdas nº 2, la Segunda sonata para violonchelo y piano, la Sonata nº 1 para contrabajo y piano, el Cuarteto de cuerdas nº 3 (Del Viejo Mundo), una Sonata para guitarra y otras obras. Consecuencia, en parte, de esta experiencia europea es su extenso trabajo teórico “Crisis de la enseñanza de la composición en Occidente”, publicado en números sucesivos de la Revista Musical Chilena (del nº 58 de 1958 al nº 65 de 1959). Los principios expuestos en este importante grupo de artículos los puso en práctica en su cátedra de Composición en el Conservatorio Nacional de Música y en sus actividades docentes fuera de esa entidad universitaria. Sus experiencias en el campo de la didáctica de la composición musical culminaron con el trabajo ejemplar que realizó en lo que se denominó el Taller 44 a partir de 1961 en la entonces Facultad de Ciencias y Artes Musicales y Escénicas de la Universidad de Chile. Fue aquel un espacio de intercambio intelectual y lugar de formación de una generación de compositores. Entre los creadores formados por Becerra durante más de veinte años destacan Luis Advis, Carlos Botto, Gabriel Brncic, Roberto Falabella, Fernando García, Melikof Karaian, Sergio Ortega, Hernán Ramírez, David Serendero, Edmundo Vásquez y Cirilo Vila, además de los musicólogos Raquel Bustos y Luis Merino. Entre 1958 y 1961 ocupó el cargo de director del Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile. Realizó una eficaz labor en la difusión de la música chilena y en las tareas de formación de público. Entre 1968 y 1970 fue secretario de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales y Escénicas de la Universidad de Chile. Durante ese período tuvo una importante participación en el proceso de reforma de la Universidad de Chile. Dejó el cargo de secretario de la facultad al ser nombrado por el Gobierno de Chile agregado cultural de la embajada de Chile en Bonn (Alemania). Al producirse el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 que derrocó al Gobierno constitucional que presidía Salvador Allende, Becerra fue destituido de su cargo diplomático, exonerado de la Universidad de Chile y debió solicitar asilo político en la República Federal Alemana. Entre 1956 y 1973 el catálogo del compositor se acrecentó notablemente. Entre el casi centenar de obras que escribió en ese período, se encuentran las óperas La muerte de don Rodrigo, Parsifae, Historia de una provocación, dos Sinfonías, los Cuartetos de cuerdas nº 3, 4, 5, 6 y 7, tres Conciertos para guitarra, los oratorios La Araucana, Macchu Picchu, Lord Cochrane de Chile, Elegía a la muerte de Lenin y Canciones de Alta Copa y numerosas sonatas para instrumentos solos y combinaciones instrumentales, obras vocales y composiciones para coro. En febrero de 1974, ya exiliado en la República Federal Alemana, inició actividades académicas en la Universidad de Oldemburgo. Allí volvió a enseñar análisis, composición y teoría general de la música. Ese año compuso Corvalán, cantata con acompañamiento electrónico –primera obra escrita después del golpe de estado de 1973, que se estrenó en la Bienal de Venecia– Ossietsky-lied y la cantata Chile 1973. También compuso y filmó Estructura cuadridimensional para cualesquiera fuentes sonoras, que se ejecuta a partir de la proyección de una “partitura” analógica.
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