Sonido musical
Los sonidos, cuya disposición particular en el tiempo constituye el arte musical, no existen como tales: son debidos a vibraciones del aire, —afectado por altas y bajas presiones— que el oído recoge y transforma en impulso nervioso, el cual se transmite al cerebro, donde nace la sensación auditiva que llamamos sonido. El aire se pone en movimiento mediante procesos diferentes: percusión, movimiento material (sirena, onda), vibración de un músculo (voz) o de un cuerpo físico (instrumentos con tubos y de viento) o frotamiento de una cuerda. Para que el oído pueda tratar este fenómeno físico y el cerebro sea capaz de transformarlo en sensación sonora, es necesario que responda a ciertas condiciones. Su intensidad (o nivel sonoro) debe estar comprendida aproximadamente en las frecuencias medias, entre 30 decibelios (umbral de la audibilidad, por debajo del cual el oído no reacciona) y 130 decibelios (por encima de los cuales se produce el deterioro del oído interno). En...
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