Si la práctica ordinaria de la música sacra y la composición de piezas más notables para las ceremonias que implicaban la presencia del dux apenas consolidaron el renombre particular de la música veneciana hasta finales del siglo XIV, la gloriosa ciudad marítima no tardó en reafirmarse, gracias en primer lugar a la actividad de la iglesia ducal de San Marco; en 1408 se fundó en ella una escuela de canto, se reglamentó la participación de coristas e instrumentistas en la liturgia, se construyó un nuevo órgano y se estableció el repertorio, de lo que dan testimonio las colecciones de motetes y áelaude publicadas por Petrucci, impresor que se instaló en Venecia hacia 1490, y que llegó a ostentar, a partir de 1498, el privilegio exclusivo (permaneció activo unos veinte años) de imprimir la música polifónica (sacra o profana) y las tablaturas en circulación en Venecia. El Teatro La Fenice de Venecia en 1837. Grabado de Giovanni Pividor. En 1520, San Marco se...